
El ídilico entorno que hoy conocemos como la Polinesia Francesa, un conglomerado de más de 100 islas, se estableció como territorio de ultramar francés como resultado de un proceso de colonización a finales del S. XIX con la abdicación de su último monarca, el rey Pomare V, aunque no sin conflictos (la Guerra Franco-Tahití o la Guerra de las islas de Sotavento). Hasta entonces las islas habían recibido influencias tanto españolas como portuguesas o inglesas y habían sido un lugar de choque entre la cultura autóctona y la cultura europea, tal y como muestran las numerosas quejas de varios misioneros de la época.
A pesar de haber empezado antes, es con el dominio francés cuando se desata la evangelización de las islas, y si bien esta influencia externa forzada dio de sí una de las formas musicales más bellas de las islas, los himene tarava (La palabra himene viene del término himno, y como tal se trata de temas religiosos cristianos interpretados por corales polifónicas), hubo un claro intento de frenar las tradiciones autóctonas, sobretodo los sensuales bailes conocido como ‘upa’upa. El concepto del pecado cristiano les era totalmente ajeno a los lugareños, pero fue implementado con dureza en las islas por los misioneros y con la ayuda del rey Pomare II, quien tras convertirse al cristianismo redactó un código en 1819 que prohibía terminantemente (entre muchas cosas) los sensuales bailes del ‘upa’upa (ejecutados en pareja) por ser considerados lascivos e indecentes.
Por suerte con la llegada del S.XX el baile, que hasta entonces se había ido practicando más o menos en secreto, cada vez se había ido permitiendo más hasta el punto de recuperar su lugar en la tradición de las islas, aunque está claro que tras perder su tradición lineal en favor de una cada vez más abierta improvisación, el ‘upa’upa tal y como llegó a la cultura del S. XX había perdido gran parte de sus orígenes.
En mayo de 1931, en un intento de mostrar su riqueza cultural (o más bien las de sus colonias) además de apaciguar las críticas recibidas por otros países por su expansión colonialista, se inaugura en París la famosa Exposición Colonial Internacional, donde Francia muestra a través de pabellones todas las culturas que engloban sus territorios. No voy a entrar en la clara arrogancia de semejante exhibición, sino que nos vamos a centrar en lo que aportó en el terreno musical. Como bien comentamos en la entrada dedicada a Alexandre Stellio y su banda de las Antillas que actuaron en el pabellón de la Martinica, en el pabellón de Oceanía se reprodujo una casa típica de la polinesia llenando su interior con objetos, pinturas y dioramas de y sobre las islas. Esta demostración colonialista sirvió para abrir el apetito del público por el exotismo de las tierras lejanas, brindando una oportunidad de redescubrir otras culturas, y entre ello su música.
L’Ensemble Tahitien Tamarii Tahiti fueron un grupo de músicos que llegaron a Francia aprovechando seguramente este súbito interés por lo polinesio. Sus dos miembros principales fueron la cantante, ukelele y bailarina Mataiura Tarere a Moana, también conocida como Mademoiselle Matai, y el guitarrista Georges Thioti Rey, quienes llegaron a Francia via Marsella para establecerse en el famoso local de la Boule Blanche (del que ya hablamos en la entrada sobre la orquesta del local) en la Rue Blomet de París, donde actuaron durante un buen tiempo para más tarde llegar a grabar para el sello Pathé sus primeros 4 discos hacia 1935-36 (editados en 1936). A pesar de no ser los primeros de música tahitiana editados por el sello, estos maravillosos discos sirvieron para que miles de franceses se introdujeran por primera vez a la intoxicante y maravillosa música tradicional de la Polinesia, grabada con guitarras (también guitarra steel) ukelele, percusión e incluso harmónica en una de las caras. Puedo asegurar eso de “miles” ya que por fortuna son discos fáciles de encontrar (al menos en Francia), signo de que se vendieron bastantes copias, al contrario de sus siguientes discos editados bajo otro nombre más tarde que ya son mas difíciles de ver.
Así que os dejo ahora con la música, con un par de temas de la banda, primero una canción tradicional satírica y luego un medio tiempo con Steel guitar, en el que se aprecian las similitudes con la música hawaiana. Como siempre digitalizado de mi colección y esperando que lo disfruten. (Nota: Para más información y temas de la banda visiten el portal Gallica de la Biblioteca Nacional Francesa).