«Oh adiós bebida/para siempre/Mis días de beber/pronto habrán acabado/Lo pasamos bien/Pero no nos pusimos de acuerdo/Veréis lo que la bebida/ha hecho por mi».
Así empieza el que es mi tema favorito del gran Charlie Poole. El que fuera una de las figuras más famosas del Country de los años 20 (olvidada ahora por la mayoría, como suele pasar) grabó esta joya en 1926, una época de pleno auge para él y su banda, los North Carolina Ramblers, pero no por eso deja de ser un tema triste si tenemos en cuenta que el pobre Charlie batalló con el alcoholismo durante gran parte de su vida y apenas 5 años después moriría de un ataque al corazón provocado por la bebida. Con tan sólo 39 años y afectado también sin duda por la caída de su estrellato por culpa de la Gran Depresión, desaparecía uno de los grandes músicos de los años 20.
De ascendencia irlandesa, Charles Cleveland Poole nació en Franlinville (North Carolina) el 22 de marzo de 1892 y desarrolló sus dos grandes intereses, la bebida y la música, muy pronto. Empezó a trabajar a los 12 años pero como muchos otras familias del entorno rural de los apalaches empezó también por entonces a destilar licor ilegal, y de hecho, se dice que los beneficios de la primera venta de su alcohol casero los destinó a comprarse un banjo. Fue en este instrumento donde siempre destacó por un peculiaridad. De joven dos de sus dedos de la mano derecha quedaron dañados al intentar recoger una pelota sin guante jugando al baseball. Los dedos se rompieron pero no recibieron atención médica, lo que provocó que su anular y meñique quedaran agarrotados permanentemente obligándole a desarrollar su propia técnica al banjo tocando con sólo tres dedos.
Su infancia fue dura, como la de muchos otros granjeros o trabajadores de la zona. Junto a su pasión por la bebida y la música, cuentan que al joven Charlie también le encantaba pelearse, algo que le ocasionó algún que otro problema con la ley. Por eso es normal que a pesar de casarse joven el bueno de Poole preferiera la vida ambulante, sobreviviendo con trabajillos o tocando su banjo allá donde pudiera. De hecho al poco tiempo de nacer su primer hijo se divorció. Continuó viajando y por allá 1917, estando en Spray (ahora conocida como Eden) conoció al violinista Posey Rorer, con quien destilaba licor ilegal para traficantes y con cuya hermana se casaría. Al poco tiempo se les uniría el guitarrista Norman Woodlief (quien reemplazó a otro guitarrista llamado Clarence Foust) cerrando así la formación de lo que serían los North Carolina Ramblers.
Llegamos a 1925 y la banda, alentada por las grabaciones de otros músicos conocidos, se traslada a New York para conseguir grabar algún disco (hay que tener en cuenta que era muy normal para las bands viajar lejos para grabar ya que las sesiones se pagaban muy bien). Se dice que al representante de Columbia no le costó demasiado dejarse convencer ya que los fichó con tan sólo escuchar unos cuantos compases. Fue así como grabaron cuatro temas el 27 de julio para después volverse a Eden de nuevo. Al poco Columbia editaba el primer disco de la banda con los temas «Don’t let your deal go down» y «Can I sleep in your barn mister?». En esos tiempos vender 5.000 copias era un éxito, pero el disco llegó a vander más de 100.000, lo que consiguió convertir a la banda en estrellas.
La banda no cobró royalties por sus dos primeros discos, pero para su segunda sesió para Columbia, después de extensas y exitosas giras, Poole se encargó de llegar a un acuerdo para triplicar su caché por cada sesión además de cobrar un porcentaje de ventas. La banda estaba en auge, y a pesar de cambiar de guitarrista, nada les afectó, su éxito fue espectacular. Así y todo, el problema con el alcohol de Poole fue empeorando. Algunas de sus típicas salidas eran desparecer durante días o gastarse el dinero de sus compañeros. Pero juntando el problema con la bebida junto a la caída de ventas que supuso la Gran Depresión, para inicios de los años 30 Charlie Poole estaba en el peor momento de su vida. Fue por entonces cuando llegó Hollywood quien le ofreció un contrato y un adelanto para aparecer en un film, pero Poole decidió gastarse todo el dinero en una maratón alcohólica que acabaría con su única oportunidad de reencaminar su carrera y también con su propia vida. La mañana del 21 de mayo de 1931, estando en casa de su hermana, se oyó a Charlie decir «El viejo Charles ha estado borracho muchas veces pero esta vez va a palmarla». Poco más tarde, ese mismo día, su corazón decía basta.
Es por eso que he escogido esta canción hoy. «Goodbye Booze» es una triste ironía en la larga discografía de Poole, un hombre que jamás pudo decirle «adiós» a la bebida. Esta triste balada se convierte así en un precioso pero trágico epitafio, y quizá por eso es al mismo tiempo uno de mis temas favoritos de este gran músico. Digitalizado de mi colección. Espero que lo disfruten.