Si hay un tema que resuma a la perfección los locos años 20, un tema que refleje la verdadera esencia del espíritu salvaje de los días anteriores a la conflicitiva década de los 30, este es sin duda alguna «Let’s Misbehave». Seguramente más de uno lo conozca ya por haber sido utilizado en varias de películas (así de pronto me vienen a la cabeza un par de Woody Allen y la maravillosa escena de Christopher Walken en «Pennies from Heaven») o por haber encabezado multitud de recopilaciones de Jazz en varios Cds. Fue el himno por excelencia de una generación que abrazaba la diversión y empezaba a cuestionarse los viejos roles, amargamente marcada por la crueldad de la I Guerra Mundial y justo antes de ver como el mundo se envuelve en una crisis internacional con el el Crack de la bolsa americana en 1929 como inicio, el surgir del fascismo como intermedio y otra guerra mundial como colofón.
Irving Aaronson & His Commanders lo grabaron en 1928 y se convirtió de la noche a la mañana en todo un éxito y su tema más recordado. Aaronson (1895-1963) empezó su carrera a los 11 años como pianista acompañante de películas mudas y a inicios de los años 20, tras escribir un tema de éxito, formó su propia banda con él mismo de director. La banda cambió de nombre varias veces con varias compañías hasta que, tras firmar un contrato con el sello Victor en 1926, se presentan con el nombre con el que grabarían su gran hit. Compuesto por el famoso Cole Porter, el tema debía incluirse con una voz femenina en uno de sus espectáculos de Broadway, «Paris», pero fue desechado en el último momento y sustituído por «Let’s do it, let’s fall in love», aunque para ese momento la estrella protagonista del musical Irene Bordoni ya había grabado la primera versión.
Pero fueron realmente Aaronson y sus chicos quienes direon a conocer al gran público semejante joya. No sólo eso, sino que le supieron resaltar el toque pícaro con su mezcla de jazz y canción pop, con una banda que suena perfecta o ese maravilloso scat a varias voces. Teniendo en cuenta además que la canción es prácticamente una invitación al desenfreno (sexual o de cualquier tipo) es normal que triunfara como lo hizo. No en vano se trataba de una generación que empezaba a tomarse en serio las teorías sexuales de Sigmund Freud o la teoría evolutiva de Charles Darwin, librándose por fin de la lacra del puritanismo.
Es por eso que sé que lo disfrutarán porque es imposible no disfrutarlo. La misma llama que dio vida a esta canción sigue viva dentro de todos nosotros. Siempre ha estado allí.
Digitalizado de mi colección y como siempre listo para descargar.